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El grupo minoritario más grande del condado de Humboldt se organiza para apoyar su comunidad

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La organizadora

Renee Saucedo es pequeña de estatura pero se siente su presencia con su pelo grueso y rizado y sus cejas marcadas y expresivas. Frecuentemente se levanta en puntillas para mirar alrededor de la sala con su mano en la cadera.

"¿Por qué tenemos licencia de conducir? ¿Es porque el gobernador ama a la raza?"

El público se ríe. Hay cerca de 30 personas, principalmente madres jóvenes con sus niños, apretadas en una sala de clase en el Centro Comunitario Jefferson.

"¡No, es porque nos organizamos!"

Saucedo se refiere al proyecto de ley número 60 de la Asamblea Estatal que concede a los residentes indocumentados de California el derecho de solicitar licencia de conducir, independientemente de su estado de inmigración. La ley entró en vigor en enero, después de 20 años del esfuerzo de activistas dedicados, especialmente los de la comunidad latina. Saucedo está reuniéndose con los residentes latinos de Eureka como parte de un esfuerzo organizativo de la red True North para identificar los desafíos que todavía quedan por delante para la comunidad y qué se puede hacer para efectuar cambios políticos y sociales.

Antes de dividirse en grupos pequeños, Saucedo saca una guitarra y dirige al grupo en la canción "Cielito lindo". Las voces de las mujeres están descoordinadas al principio, pero entonces se van entonando y se mejora la armonía. Los niños, quienes habían estado corriendo por los pasillos (la guardería se ofrece gratis en todos los eventos del True North), hacen una pausa para observar con curiosidad desde la puerta. Uno de los tres hombres presentes se une de repente, añadiendo al coro un barítono grave y profundo.

"Canta y no llores
Porque cantando se alegran, cielito lindo<
Los corazones"

Una de las mujer del frente del grupo empieza a secarse las lágrimas que le caen lentamente por su cara, primero con el dorso de una mano y entonces con el dorso de la otra. Su meta, como le contará al grupo después, es reunirse con sus niños jóvenes que se quedaron en México. Hace tres años que ella escogió entre estar con ellos o asegurar que no pasen hambre. No sabe cuándo volverá a verlos.

La True North Organizing Network, opera con el respaldo de la Fundación del Área Humboldt (Humboldt Area Foundation), es una organización que trabaja con causas sociales que—según su declaración de principios en el sitio web—"usa el poder de las relaciones y un modelo de organización de comunidad con disciplina para abordar valerosamente los problemas más urgentes que afectan a nuestras comunidades". La estructura del True North depende de líderes para organizar a los miembros de las comunidades con poca representación y facilitar el diálogo antes de decidir sobre una meta específica y antes de pasar a la acción.

A Saucedo, renombrada activista del Área de la Bahía y ex directora ejecutiva de la Coalición del Norte de California para los Derechos de Inmigrantes, no le interesa hablar de sí misma. En cambio nos dirige a hacer contacto con los líderes naturales, o promotores, que surgieron como parte del proceso del True North. El condado de Humboldt es relativamente homogéneo en términos de la diversidad cultural y étnica—76 por ciento de blancos, según el censo de 2013—pero los residentes hispanos o latinos componen la minoría más grande de la región con el 10 por ciento de la población. Y los promotores de la red True North dicen que sus miembros están gravemente desatendidos.

Muchos de los temas a discutir durante la reunión de Jefferson podrían venir de cualquier grupo de ciudadanos preocupados: mejores parques para los niños, mejor acceso a la atención médica, pasaje de autobús más barato, barrios más seguros, mejores escuelas. Otras preocupaciones son únicas de los residentes indocumentados, cosas como el abuso laboral y el miedo constante a la deportación. La meta de enfoque principal del grupo ha quedado para ser determinada más adelante. Antes de terminar la reunión, Saucedo pide consenso sobre un asunto: ¿Qué hace un buen líder? Se levantan las manos y se ofrecen los adjetivos de: sensitivo, energético, inteligente, sabio para escuchar.

"Somos los líderes de nuestro propio destino", concluye Saucedo. "Un líder no tiene que hablar inglés para tener la voz de la comunidad."

La estudiante

"Quería involucrarme con el True North después de que una señora habló en mi iglesia, pero creía que sólo iba a acomodar mesas o algo así", dice riéndose Yulisa Yanez, "me quedé muy sorprendida cuando me pidieron que yo participara como co-facilitadora del grupo".

Yanez pone su pelo largo y negro detrás de su oreja. Estamos sentados en la cafetería del College of the Redwoods donde ella es una estudiante de la Academy of the Redwoods. Yanez ha estado involucrada con la división de Fortuna del True North desde su creación en julio de 2014. No es difícil entender por qué le pidieron asumir una posición de liderazgo en el grupo. Es una estudiante destacada que está en la lista de honor de su colegio y es competente en cuatro instrumentos musicales (violín, ukulele, piano y acordeón), y parece destinada al éxito. Yanez toca música con la banda de su iglesia cada sábado y considera a su madre—quien está actualmente matriculada en un programa de enfermería—una de sus mayores inspiraciones. Frecuentemente las dos estudian juntas. En estos momentos Yanez está terminando su último año de la preparatoria mientras asiste a clases en el College of the Redwoods y planea estudiar ciencias políticas en la universidad y después asistir la escuela de derecho.

"Deseo un trabajo donde pueda participar más y ayudar a la gente", dice, y añade que ésta es una de las razones que la atrajo al True North, "no sabía que había tanto apoyo. Es muy inspirador ver a todas estas personas trabajando juntas. Se preocupan mucho de uno y del otro y de sus familias. Los admiro mucho, especialmente porque soy una inmigrante indocumentada también".

Yanez no pierde su serenidad y alegría incluso cuando admite que su situación inmigratoria ha sido una fuente de estrés. Tenía siete meses de edad cuando fue traída a los Estados Unidos desde México.

"Siempre supe que era una inmigrante indocumentada y he vivido con el miedo de la policía. Muchas veces he escuchado de personas detenidas y deportadas por la policía de inmigración y eso es algo que me ha asustado. No quería ser arrebatada o separada de mi familia".

Cuando ella luchó contra la deportación durante su segundo año de la preparatoria, Yanez dice que se sentía alienada de sus compañeros quienes estaban pasando por los principales hitos de la vida sin ella.

"Sabía que ellos iban a obtener sus licencias de conducir y sus coches e ir a trabajar y no podía hacer nada de eso".

Recientemente Yanez recibió una extensión de dos años bajo el Deferred Action for Childhood Arrivals Act (DACA: Ley de acción diferida para los llegados en la infancia), lo cual le permite trabajar y manejar pero no promete un camino a la ciudadanía. Está aún por verse si ella va a recibir los beneficios de su gran esfuerzo cuando salga de la preparatoria.

"Es difícil encontrar becas" dice y añade que la comunidad del True North ha sido un apoyo enorme mientras trata de seguir adelante. "Creo que es importante tener a alguien que trabaje con una".

El maestro

Andrés Castro acaba de ser informado que puede ser despedido. El 15 de marzo se distribuyeron finiquitos a todos los empleados temporales en el distrito de la escuela primaria de Fortuna, pero sería difícil de sustituir a Castro, un consejero en la primaria South Fortuna. Con su amplia y blanca sonrisa y su forma sociable, Castro es muy amado por sus estudiantes. Con su experiencia en educación infantil temprana y fluidez en español, es un recurso valioso en una escuela donde el 37.5 por ciento de los estudiantes hablan inglés como segunda lengua.

"Acabamos de recibir una nueva familia de Guerrero, México", dice, "Están viviendo en Carlotta y los hijos iban a ir a la primaria de Cuddeback pero ya que no había nadie de la facultad en Cuddeback que hablara español, fueron enviados aquí".

El hecho que los estudiantes que están aprendiendo inglés como segunda lengua sea un grupo más grande que los hablantes nativos de inglés en la escuela no causa un choque cultural a Castro, quien creció en San Bernandino, una ciudad de "minoría mayoritaria", pero a otras personas les puede sorprender. Fortuna tiene una reputación de pueblo pequeño bastante conservador y no es el primer pueblo del condado de Humboldt en el que uno piensa cuando se trata de diversidad cultural. Pero el 17 por ciento de su población se identifica como latino, esto es un 7 por ciento más alto que el promedio en el condado y un 5 por ciento más alto que su vecino liberal del norte, Arcata. Evidencia de la diáspora es visible en Fortuna una vez que uno empieza a poner atención. La florería de la esquina da servicios de arreglos para quinceañeras. La iglesia católica da servicios de misa bilingüe. Grupos de jóvenes se reúnen en el parque de Newburg por la tarde para jugar fútbol, gritando alegremente en español. Justo afuera de los terrenos de rodeo de Fortuna se ve un edificio anaranjado llamado el Buen Gusto, donde consumidores pueden encontrar todo, desde chiles secos a gallos grandes pintados hechos de cerámica. (El Buen Gusto brevemente rivalizó con otra tienda mexicana más pequeña al cruzar la calle.) El primer anuncio publicitario en español del condado del T-Mobil fue puesto en 2009 en la entrada de la autopista 101 norte, pero en poco tiempo fue reemplazado con un anuncio en inglés sobre pavos embolsados en bulto.

¿Qué ha hecho a Fortuna—conservativa y de sombreros vaqueros—una ciudad imán para los latinos? Muchos, incluyendo a Castro, dicen que es solamente un juego de números. Las familias que se cambian a Fortuna atraen a más miembros de su familia que ya han entrado en este país y la población crece exponencialmente.

"Es parentesco", dice Castro. "Cuando alguien llega, hay una actitud del 'no te preocupes, nosotros te haremos un espacio para vivir'. Es una ciudad amigable".

Muchos servicios y organizaciones sin fines de lucro en la ciudad han hecho un esfuerzo para servir exclusivamente a las necesidades de esta población que está creciendo. Chris Cooper, el bibliotecario supervisor de la biblioteca de Fortuna, inició la traducción de todos los formularios al español en 2004. Al ver una falta entre la necesidad de los residentes y lo que se ofrecía en su biblioteca, Cooper solicitó una beca del Fondo Lois Berman para aumentar los recursos de la biblioteca. En 2001 la biblioteca tenía 30 títulos en español y hora tiene varios cientos. Cooper también ha empleado a algunos hablantes nativos de español para que sean parte de la biblioteca y trabajen con el centro de recursos para familias para dar clases de ESL y organizar eventos culturales en la ciudad y contar historias en español a niños pequeños. "Nuestra biblioteca trata de responder a las necesidades de la comunidad", dice Cooper. "Hay un gran número de habitantes sin servicios. La responsabilidad está en la comunidad, en ver más allá de lo que el condado aporta."

El padre

Es la hora de almorzar en el hospital St. Joseph en Eureka y el equipo de Paso a Paso está en la cafetería. Paso a Paso es un programa del First 5 para las familias que hablan español y ha estado en función ya por 14 años. Aunque su meta primordial es proveer clases para ser buenos padres y ayuda con cobertura médica. La co-coordinadora del programa, Elvia Saavedra, dice que el programa se ha convertido en apoyo para otros tipos de problemas que enfrenta la comunidad latina tales como problemas con el abuso laboral y la violencia doméstica. El equipo de Paso a Paso se ha ganado la confianza de la comunidad, pero junto con esta confianza también se asumen muchas responsabilidades.

"Tenemos familias que están viviendo en moteles", dice Saavedra, "Hay trabajadores que son empleados sin cobertura médica y que luego no tienen recursos cuando se lastiman en el trabajo. Aparte de esto, no califican para recibir compensación del trabajador porque fueron empleados por contratistas. Sólo aparecen cuando ya no pueden aguantar el dolor. Nosotros somos defensores de la comunidad transgénero. Somos defensores de las personas que no pueden comunicarse con la policía. Parte de nuestra comunidad no habla inglés o español, vienen de Oaxaca, México, en donde ellos sólo hablan su lengua nativa, dialecto. Nosotros les buscamos intérpretes.

Aunque la mayoría de los 500 o más clientes anuales son mujeres, en algunas ocasiones Jorge Matías, el único miembro masculino de Paso a Paso, es muy requerido.

Matías muchas veces está encargado de realizar visitas a casas y hacer contacto con padres que les cuesta asimilar a la nueva cultura de ser padre en un país extranjero.

"El castigo físico es normal en México. Si tu hijo no va a la escuela, se le da un nalgada". Dice Matías. "Pero en Paso a Paso les enseñamos técnicas parentales positivas. Les digo que es ilegal pegarle a su hijo aquí".

Matías, que ha formado parte de Paso a Paso por cinco años, tiene tres hijos. Él le llama a su segundo hijo de 20 años, que tiene autismo, su "hijo ángel".

"Él es mi inspiración de todos los días. Sabes, muchos de estos niños tienen problemas de socialización, pero él ahora va a la escuela en el College of the Redwoods, va a ser un maestro de música. Nosotros ponemos mucho esfuerzo en ayudarle. Bueno, mi esposa, especialmente ella pone mucho empeño".

Una cuestión que los padres siempre presentan en las juntas de True North es la presencia de drogas en las escuelas públicas. Uno de los clientes de Matías es padre de un niño de 10 años que fue arrestado por vender mariguana en la escuela secundaria a la que él asistía. Matías y otros expresaron su frustración sobre historias como estas ya que aunque el padre esté presente en la corte, y todo lo legal pasará, los problemas que están ya en el sistema no se tocarán. Matías dice que aunque el sistema escolar y el orden público jueguen un papel importante, esencialmente la gran responsabilidad cae sobre los padres. Las drogas y el crimen son sólo algunos de los problemas que amenazan la pérdida de los valores culturales y las estructuras familiares que son importantes para Matías y su gente.

"soy tradicional", dice Matías y cambia al inglés, "Cuando llegué a este país supe que tenía que trabajar. Creo que la gente ya no tiene este tipo de mentalidad".

Matías ha vivido en Fortuna por 15 años. Su padre y tío llegaron a esa misma área en 1972 y trabajaron en las lecherías en Ferndale. La frontera en esos tiempos era entonces más porosa. Los granjeros y rancheros cruzaban a México para buscar trabajadores. El padre de Jorge se fue después de dos años y regreso a la Ciudad de México para criar a sus hijos. Matías dice que su vecindario era un lugar peligroso para crecer.

"O matas a alguien o alguien te mata."

Matías deseaba tener una educación. Su primera decisión fue ir a la universidad, pero esto estaba fuera del alcance financiero de su familia. En vez de olvidarse de su sueño de ir a la universidad, él solicitó entrada en la universidad nacional y esto es algo muy competitivo en México.

"125,000 personas solicitaron entrada, pero sólo se podía aceptar a 25,000 personas. Yo pude haber solicitado entrada una vez más, pero eso significaba que una vez más tenía que competir con otras 125,000 personas, más las que no fueron aceptadas como yo. Yo me enteré un martes que no me aceptarían y el viernes de esa semana me fui a Tijuana.

Le tomó a Matías cinco intentos para poder cruzar la frontera de Tijuana. Una vez que cruzó, se fue al norte donde vivía su tío. Se fue a trabajar a una lechería en Ferndale, levantándose en la madrugada para ordeñar vacas y luego a ir a estudiar al College of the Redwoods donde obtuvo su G.E.D. (diploma general de educación de preparatoria). Esto fue en 1989. Después se casó y obtuvo su residencia, tuvo tres hijos y empezó a trabajar como trabajador social para Paso a Paso.

"He descubierto que ayudar es parte de mi naturaleza", dice añadiendo que él no comparte las mismas preocupaciones de otros sobre el abuso policiaco. "Este país me ha dado mucho, yo nunca me he sentido abusado".

El predicador

"Eres fuerte, Dios. Eres generoso".

El coro está cantando en español, acompañado por un hombre joven bien vestido, tocando un teclado mientras que sonríe y ocasionalmente cierra sus ojos en un éxtasis de contemplación. Las mujeres con el cabello cubierto por pañuelos relucientes se mueven en los bancos con sus manos alzadas en adoración. Hacia el frente de la iglesia un padre alza a su hija pequeña con una mano y un shofar con la otra, soplando una larga puntuación atonal de la música. Otros participantes silban y exclaman. La banda cambia el ritmo a una melodía más rápida. En frente del escenario un grupo de muchachas vestidas en chalecos morados con lentejuelas bailan y giran conjuntamente, tocando tamborines. Por una puerta del lado un hombre de mediana edad de pantalones negros planchados y una camisa blanca aparece sosteniendo una larga espada dorada. Es la misa del domingo en la iglesia pentecostal de Jesus Christo Ebenezer en Eureka, y en pocos momentos el pastor Rubén Nehemiah Rodríguez va a empezar uno de sus sermones espectáculo.

Sin embargo, lo primero que hace es llevarnos a la cafetería de la iglesia donde los participantes comen juntos después del servicio. Su esposa, también pastora, Adriana Rodríguez se une al grupo. La pareja de jóvenes está bien vestida y obviamente muy enamorada. Cuando uno habla, el otro le mira con atención, agregando sugerencias o palabras de apoyo. Ellos llegaron al condado de Humboldt recientemente, impulsados por su iglesia a vivir y trabajar en el área. Rodríguez dice que mucho del trabajo que hace con su congregación es de apoyar familias.

"La Biblia dice esto, que las familias deben estar juntas. Vivimos para estar juntos y servir a Dios. Desafortunadamente mucha gente en nuestra comunidad trabaja y no tiene tiempo para lograr esta meta".

Rodríguez atribuye muchos de los problemas dentro de su comunidad a una disolución de la estructura familiar; los padres que trabajan no tienen el tiempo necesario para enseñar a sus hijos sobre Dios. Lo que lo impacta a él es la temprana edad que la juventud empieza a fumar mariguana. A menudo escucha quejas de los padres sobre la disponibilidad de drogas en las escuelas locales.

"Ahora hay demasiada libertad en la cultura", él dice, "los jóvenes están buscando a alguien a quien respetar y no tienen buenos ejemplos. Muchos de los jóvenes con quienes trabajo, me ven como padre y a Adriana como su madre".

El Pastor dice que la falta de respeto por la autoridad ha sido reforzada por las interacciones que muchos en su comunidad han tenido con la policía en el condado de Humboldt. Dice que en México es común que la policía extorsione a la gente. Es desagradable, pero si eres arrestado por un oficial de la policía allá por lo menos se sabe lo que te espera. Para muchos que no tienen papeles en su comunidad un control de tráfico común en los Estados Unidos es fuente de un estrés increíble. Los costos pueden sumar más de $1,000 dólares, tiempo en la cárcel, multas, y gestión en un sistema judicial extranjero. Todos estos asuntos contribuyen a una cultura de miedo.

Otra vez en la sala de culto, alguna gente se ha puesto a llorar. Varias mujeres se arrodillan en el pasillo con sus brillantes pañuelos cubriendo sus caras y hablando rápidamente en español. Un hombre llora mientras se lamenta ante Dios. El Pastor Rodríguez camina al escenario y empieza a predicar. Su sermón está apoyado por un intérprete que traduce al inglés.

"Tenemos que ser guerreros valientes y soldados de Dios", dice el pastor, levantando rápidamente la espada que cargaba antes. Hace unos movimientos de batalla al aire con la espada para dar énfasis a sus palabras. Termina la metáfora y le entrega la espada por su empuñadura a un hombre sentado en el primer banco con una bromita de precaución. Hay una risa cordial que deshace la tensión de las lágrimas y el discurso. Pero el pastor levanta un dedo porque todavía no ha terminado su punto.

"En los Estados Unidos todos tenemos el potencial de crecer y ser fuertes. Tenemos que luchar por nuestras familias, nuestras vidas, la ciudad en que vivimos y mostrar que somos una luz en la oscuridad".

Los promotores de redes

Un tema recurrente en las conversaciones entre los líderes de la comunidad latina del condado de Humboldt es la desconexión entre la familia y la fe, entre los niños y los padres, entre la cultura heredada y la cultura adoptada, entre lo que está disponible y lo que es necesario y entre lo que es justo y lo que es legal. Un grupo ha estado trabajando silenciosamente para unir estas brechas por los últimos 15 años.

El "Latino Community Providers' Network" (LatinoNet) es una organización comunitaria convertida en un grupo incorporado sin fines de lucro. Se reúnen mensuales para discutir los problemas que enfrenta la comunidad latina y organizan varios eventos anuales, incluyendo una feria grande de salud, "Festejando Nuestra Salud". Su junta tiene varios nombres familiares como Renee Saucedo, Andrés Castro y Jorge Matías. Castro dice que la organización fue instrumental para ayudarle a encontrar un sentido de comunidad cuando llegó al condado de Humboldt la primera vez.

Un ex-miembro de la junta LatinoNet, León Villagómez, comparte las palabras de Castro. Un fotógrafo originalmente de Guadalajara, Villagómez se reubicó a esta área en 2011 y se encontró buscando una conexión con su cultura.

"Quería hacer algo, quería estar involucrado con la comunidad, así que escribí Humboldt y latino en una búsqueda de internet. Ha sido una experiencia excelente".

La LatinoNet ayuda a conectar miembros de la comunidad con servicios públicos relacionados con la salud, inmigración, empleo y educación. Sin embargo, la ayuda que estos servicios ofrecen es un tema de debate. Matías, por ejemplo, dice que cuando sus clientes tienen que asistir a clases mandatorias de violencia doméstica, los cursos solamente son enseñados completamente en inglés.

"Ellos pagan $20 cada semana para asistir y no entienden nada. ¿Cómo pueden ser educados de esta manera?" se pregunta. (El programa está buscando un consejero bilingüe, pero todavía no han podido reclutar a un candidato calificado.)

Gina Walker, una ex-empleada de la clínica de salud mental de Children and Family Services (Servicios para niños y familias) que trabaja ahora como una intérprete para el condado, dice que estos obstáculos no son necesariamente una falta de recursos, sino una falta de comunicación. Cualquier servicio que usa fondos del estado, ciudad o gobierno, necesita ser accesible en la lengua nativa de sus clientes, pero, ¿saben los clientes que pueden solicitar esto?

"En muchas ocasiones se crean programas pero su accesibilidad no es una prioridad. A veces la gente no sabe cómo solicitar los servicios de un intérprete, no saben que es su derecho. Quizás deberían informarse a la gente en todos los volantes que hay servicios de interpretación disponibles".

Walker también agrega que los servicios de traducción mediante teleconferencias están cerrando esta brecha en algunos casos, pero la tecnología está lejos de ser perfecta.

"Es complicado – ¿cómo puedes usar una línea de interpretación durante una terapia familiar?" ella pregunta.

El Director de la ciudad de Fortuna, Regan Candelario, dice que su equipo está "comprometido a ofrecer servicios a toda la comunidad, independientemente del idioma que hablen".

Candelario también agrega que todavía no ha visto una situación durante su tiempo en la administración donde el español haya sido necesario, pero líderes del True North en la región responden que las barreras del idioma son un problema persistente y que es poco probable que los residentes indocumentados presenten sus quejas ante canales oficiales. Como es el caso de Paso a Paso, la carga de abogar por los residentes hispanohablantes es la responsabilidad de las organizaciones no-gubernamentales que ya tienen buenas relaciones con la comunidad. Por ejemplo, Andrés Castro señala un incidente reciente en el que un trabajador del centro de servicios familiares de Americorps intervino para ayudar a una familia hispanohablante en peligro de desalojo debido a una falta de comunicación sobre un refrigerador dañado. El trabajador visitó la casa y arregló el refrigerador.

"Un sistema no puede fallar a los que nunca tenía que proteger", dice Fernando Paz.

Paz es un líder en el movimiento de True North y estudiante de postgrado de la Universidad de Humboldt. Está escribiendo su tesis sobre la gobernabilidad de la inmigración en el condado de Humboldt y dice que la comunidad latina es insular e "invisible", en gran parte por necesidad.

Paz dice que los desafíos confrontados por su comunidad, en particular los trabajadores migrantes, se hicieron aparente cuando Sun Valley Floral Farms fue allanada por el Servicio de inmigración y control de aduanas de los Estados Unidos en 2008. Él, al igual que varios otros estudiantes colaboraron con trabajadores migrantes para formar People Affected by the Raids in Arcata (PARA). La defensa legal bilingüe es inexistente en la región, dice Paz, quien está trabajando para traer seminarios legales y consejeros temporales al área para ayudar a los que están lidiando con órdenes de deportación, discriminación en el trabajo y otras cuestiones. Paz ha estado involucrado con LatinoNet – al igual que la organización comunitaria Promotores, derivada de la misma – desde el inicio, pero la organización ha tenido problemas con una pregunta persistente: ¿Cómo se puede conectar a la gente con recursos de apoyo que todavía no existen?

La madre

Un sábado a finales de febrero, 240 personas de grupos religiosos, tribus indígenas y organizaciones comunitarias llenan el salón comunitario de Orick para la asamblea regional de True North Organizing Network. Este evento marca la conclusión de la primera etapa de la red True North llamada "Tiempo de escuchar". Cada grupo presenta una serie de puntos que fueron desarrollaros durante meses de reuniones comunitarias para formular metas concretas que se utilizarán en la segunda etapa, "Tiempo de investigar". Aunque la meta principal del True North de "movilizar el 1 por ciento de la población en las comunidades de Humboldt, Del Norte y tierras indígenas" se escuche modesta, la estructura, visión e inclusión que fue mostrada en esta junta comunitaria en Orick le dará fuerza a la red para permanecer viva donde muchos otros movimientos sociales se han desvanecido.

Paz, quien ayudó a comenzar el evento con una danza tradicional, dice que esta reunión marca un "punto crítico" para los miembros indocumentados de la comunidad, quienes, desde las redadas de Arcata, "han estado viviendo invisiblemente bajo un clima de temor".

Jorge Matías repite la historia del niño que fue arrestado por la venta de mariguana. Él dice, "hablando como padre, no podría imaginarme lo que sería pasar por esta situación".

El Pastor Rodríguez se levanta y habla con su estilo florido usual sobre la importancia de la creación de oportunidades económicas y la preservación de la familia. Mientras que el cronometrista del tiempo situado atrás del salón le avisa varias veces que su tiempo se ha terminado, él da un discurso apasionado sobre el abuso policiaco. "Debemos respetar las autoridades, pero ellos deben recordar que están aquí para protegernos a nosotros".

Renee Saucedo organiza a los líderes de True North en varios talleres para que cada grupo escoja una meta común para el "Tiempo de investigar". El acceso a servicios médicos, las drogas en las escuelas y reformas de inmigración fueron temas populares, pero al final se escogió el problema del abuso policiaco. Este tema será parte de la plataforma regional de True North.

Joaquina Bonilla, una madre de cinco, pasa hacia el frente y toma el micrófono junto a su amiga y promotora de True North, Soledad Torres.

Torres usa la palabra suerte cuando describe su historia americana. Cuando llegó a los Estados Unidos ella ya estaba documentada. Le ha ido bien, pero muchos otros de su comunidad no han tenido la misma suerte.

"Problemas con la inmigración y la policía le han causado mucho estrés a los niños. La mayoría de estas familias tienen pocos recursos y no pueden regresar a su país. Queremos que nuestros hijos puedan dormir en paz".

Bonilla ha sido residente de Fortuna por 20 años y vive con su esposo y sus hijos en una pequeña casa móvil atrás de un restaurante mexicano abandonado cerca de Fortuna Boulevard. El estacionamiento de casas móviles, que algunos llaman "pequeño México", fue una de las cuantas áreas visitadas por los oficiales de inmigración después de las redadas en Sun Valley. El espacio restringido y el camino improvisado entre las viviendas decrépitas está lleno de charcos de agua. Los perros, atados a barandillas, le ladran a cada carro que pasa. En la ventana sucia de una de las viviendas hay un letrero que dice "no se permiten drogas adentro". Aunque ha habido problemas con "drogadictos", Bonilla cuenta que comparte un sentido de comunidad con las demás familias que viven ahí. No le permite a su hija caminar ahí en la noche. Bonilla le tiene más miedo a lo que le espera afuera.

"Hace algunos años mi esposo se enfermó" cuenta al grupo de Orick. "Tenía diabetes y perdió la vista. No pudo trabajar. Perdió la seguranza. No pudo conducir. Decidimos que no era posible esperar con los brazos cruzados la voluntad de Dios".

La experiencia de Bonilla es un caso representativo de los desafíos que enfrentan los migrantes indocumentados. Ella luchó para mantener a sus hijos, para cuidar a su esposo y conseguirle cuidado médico, y para encontrar transportación adecuada para las necesidades diarias de su familia. La familia tenía coche pero Bonilla no tenía licencia para conducir. Fue parada tres veces por la policía de Fortuna; su carro fue remolcado dos veces con multas considerables. (Bonilla alega que fue parada por el mismo policía múltiple veces, pero el departamento refuta esta queja).

Bonilla alega que el policía fue verbalmente abusivo y amenazante.

"Cuando recibí mi primera multa pensé que iba ir a la cárcel. El policía me dijo que podía arrestarme porque yo no tenía mi identificación de los Estados Unidos".

En otra ocasión ella dice que cuando le preguntó al policía por qué la había parado, él le "gritó", le dijo que se "callara" y que "no tenía el derecho de hablar".

En una entrevista telefónica con el comandante Bill Dobberstein de Fortuna, dice que no hay archivos correspondientes a las quejas de Bonilla. El niega cualquier conexión racial con las multas de tráfico y dice que "no están utilizando perfiles raciales contra ninguna etnia".

"Si estás conduciendo sin licencia o con licencia suspendida, el código nos pide que confisquemos el vehículo", dice él.

Dobberstein agrega que su departamento de policía ha respondido a la necesidad creciente de la comunidad hispanohablante con el empleo de un policía bilingüe y un equipo de tres traductores voluntarios. "Si tenemos a alguien que no habla inglés hacemos lo posible para proveerle servicios".

Puede ser que la división cultural en esta ciudad amigable esté disminuyendo, y legislaciones como A.B. 60 puedan convertir las experiencias, como la de Bonilla, en una cosa del pasado, pero brechas todavía existen entre la cultura y las normas, entre necesidades y recursos y entre agentes de cambio y agentes de poder. Quizás la brecha más grande que existe es entre residentes latinos como Bonilla y los que tienen posiciones de autoridad.

Cuando su esposo la trajo a ella y sus hijos hace 20 años, ella estaba maravillada con la calma y tranquilidad de Fortuna.

"Un pueblo tranquilo", dice Bonilla con su voz temblando. "Pero hoy ni me siento segura caminando en las calles. No quiero salir de mi casa".

El estrés de sus interacciones pasadas con la policía ha afectado a sus hijos también. Ellos también están nerviosos. No confían en la policía. Temen que su familia pueda ser separada por la deportación.

Parada en frente de la audiencia silenciosa de la reunión de True North, ella suspira profundamente y se quita las lágrimas de la cara. Mira hacia Soledad Torres, quien la anima con un movimiento sutil de cabeza.

"Pero ahora, sin embargo, siento la necesidad de seguir adelante".

[Servicios de traducción provistos por el Club de traductores de español y el Programa de Español de la Universidad de Humboldt]

[Translation services provided by the Spanish Translation Club and the Spanish Program at Humboldt State University]

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